MELODÍAS EN EL CEREBRO 🎼🧠


La música está presente en todo nuestro entorno, desde sonidos del medio natural hasta nuestra propia voz, la cual tiene diferentes ritmos y tonalidades. Pero, ¿Qué ocurre en nuestro cerebro cuando escuchamos música?

En este post queremos que conozcáis como la música estimula las diferentes partes del cerebro y las repercusiones que esto tiene en los niños pequeños. 

Es interesante investigar los efectos de la música, ya que se trata de un estímulo que involucra múltiples sentidos y sigue una ruta específica en el procesamiento de la información a nivel cerebral, según el modelo de procesamiento de la información. Este modelo identifica tres componentes: la entrada de información a través de los órganos de los sentidos, el procesamiento y la toma de decisiones por el sistema nervioso central, y la salida de información a través de los sistemas musculares y glandulares. Cuando un estímulo externo está presente, la información sensorial viaja desde los órganos de los sentidos a través del tallo cerebral y el mesencéfalo hasta el córtex cerebral, donde se analiza y procesa en módulos específicos para generar una respuesta cognitiva o conductual (Ortega et al., 2019)

Después del procesamiento de la información, la respuesta puede ser ejecutar alguna actividad musical como tocar un instrumento, cantar o mover el cuerpo. La coordinación del movimiento en estas actividades es sumamente compleja y requiere la participación del sistema nervioso central. Tanto la corteza cerebral como los ganglios basales envían señales al cerebelo, el cual se relaciona con la coordinación y la integración sensoriomotora, el aprendizaje de movimientos y algunas funciones cognitivas y afectivas. Además, los núcleos del tronco cerebral y los ganglios de la base también participan en la coordinación del movimiento y en la selección de respuestas, especialmente en la resolución de conflictos sobre recursos motores y cognitivos (Peña-Casanova, 2007; Pressing, 1987). 

La música hace que nuestro cerebro se active para poder leer una partitura, hacer movimientos específicos, mantener activa la memoria y la atención, identificar los tonos, controlar la afinación e incluso improvisar. 

Es ilógico pensar que años de práctica musical diaria no tienen un efecto en el cerebro, porque este se adapta tanto funcional como estructuralmente a nuestras necesidades. Por ello, en Educación infantil los maestros deben utilizar la música como una herramienta más para enseñar contenidos, ya que es una manera de estimular a los niños. Usar la música es beneficioso para el alumnado, pues es un estímulo multimodal que involucra la activación de diversas áreas del cerebro.

Manes (2015) afirma que “los seres humanos conviven con la música en todo momento; este es un arte que hace disfrutar de tiempos placenteros, estimula para recordar hechos del pasado, permite compartir emociones, que se producen a través de complejos mecanismos neuronales (p.68)”. 

Se ha demostrado que la música puede influir en nuestro estado de ánimo, nuestras emociones y nuestra capacidad cognitiva. También puede desencadenar la liberación de dopamina, un neurotransmisor asociado con el placer y la recompensa. Además, la música puede aumentar la conectividad entre diferentes áreas del cerebro, lo que puede mejorar la plasticidad cerebral y la memoria. En general, la música tiene un efecto poderoso en el cerebro humano y puede ser utilizada como una herramienta terapéutica para mejorar la salud mental y emocional (Keiko, Karelys y Bastidas, 2020).

Del mismo modo, la música tiene un impacto en las habilidades sociales, Romero (2017) defiende que cuando escuchamos música se ponen en funcionamiento áreas del cerebro como la corteza premotora y el sistema límbico, las cuales están relacionadas con la imitación y la empatía. De esta manera, la música puede hacer que percibamos las emociones de los demás, como su dolor, alegría o tristeza.

Algunas investigaciones han demostrado que los niños de infantil que realizan actividades cooperativas de música y movimiento consiguen una gran cohesión grupal al trabajar con los compañeros y compañeras. Cantar y bailar juntos, lleva a un aumento de la empatía. La interacción de música y movimiento puede desembocar en una mejor comunicación, coordinación y conexión social, tanto rítmica como emocional. 

Para poder entender mejor cómo la música afecta al cerebro, os dejamos un video en el que no vais a tener problema para comprenderlo. 

Por otro lado, La WFMT (World Federation of Music Therapy) creó el término de musicoterapia. En este se utiliza la música como terapia para que el paciente alcance una mejora en la calidad de vida. Además, afirma que la musicoterapia beneficia a nuestra salud tanto física como psicológica. Para lograr que esta funcione, el Centro Alemán de musicoterapia identificó 5 factores claves: 

  • Modulación atencional o factor atencional. La música es capaz de captar nuestra atención más que otros estímulos sensitivos. Se ha usado para diversas cosas, por ejemplo, cuando hay mucho estrés nos ponemos música para relajarnos. 
  • Modulación emocional o factor emocional. Como conocemos, la música tiene la capacidad de modular nuestras emociones y de provocar respuestas emocionales en nosotros, a través de la activación de las áreas corticales y subcorticales. Este aspecto es fundamental en el uso de la musicoterapia como tratamiento para trastornos emocionales, tales como la depresión, la ansiedad o el trastorno de estrés postraumático.
  • Modulación cognitiva o factor cognitivo. La música actúa como una entidad neurocognitiva que afecta a varias funciones cognitivas en su procesamiento, incluyendo la memoria asociada a la música (como su codificación, almacenamiento y recuperación) y los diferentes aspectos relacionados con el análisis musical. 
  • Modulación conductual o factor motor-conductual. La música tiene un efecto en la conducta y el movimiento, ya que puede evocar patrones de movimiento, incluso de manera inconsciente. Esta capacidad de la música tiene implicaciones importantes en la rehabilitación de pacientes con daño cerebral y en el tratamiento de personas con enfermedades del movimiento, al poder utilizar la música como estimulación rítmica.
  • Modulación comunicativa o factor interpersonal. La música se puede utilizar para un entrenamiento de comunicación no verbal, como por ejemplo con alumnado que presentan dificultades como TEA. Al entrenar la música mejora la percepción acústica, lo que afecta a procesos como la comprensión del lenguaje. 
Como conclusión, podemos decir que la música tiene un efecto poderoso en el cerebro humano y puede ser utilizada como una herramienta terapéutica para mejorar la salud mental y emocional. La música también tiene un impacto en las habilidades sociales, como la empatía, la comunicación y la conexión social. Los niños que realizan actividades cooperativas de música y movimiento consiguen una gran cohesión grupal al trabajar con los compañeros y compañeras, lo que puede mejorar la interacción social y emocional.

Autora: Cristina García Ramos


Comentarios